El litoral murciano se extiende a lo largo de unos 300 km con dos espacios geográficos de diferentes características. Por un lado la llanura sedimentaria conocida como Campo de Cartagena, por otro la franja costera escarpada por montañas litorales. La singularidad ambiental se basa en la gran variedad de paisajes formados bajo el predominio de un clima árido mediterráneo, condicionando así su evolución y desarrollo.

La acelerada transformación del litoral en las últimas décadas, motivada por actividades tales como el turismo, la agricultura, la minería y la industria han hecho que gran parte de sus valores naturales hayan desaparecido o se encuentren en una situación crítica; destacando especialmente el Mar Menor, donde en pocos años ha sido objeto de grandes alteraciones que han provocado el descenso de la calidad de sus aguas y la transformación de sus peculiares condiciones; produciendo así el declive de la producción pesquera, la eutrofización, la sustitución de especies y la aparición de medusas. No obstante, en su conjunto alberga importantes valores ecológicos, ya que está declarado como Humedal de Importancia Internacional, como Lugar de Importancia Comunitaria (ES6200030) y como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

Las actuaciones derivadas del uso del suelo urbano ocupan aproximadamente un 42% del litoral. Éstas han provocado los mayores deterioros del litoral tales como la destrucción de enclaves naturales de gran valor, la contaminación de las aguas y la transformación de paisajes.

El suelo no urbanizable actualmente protegido representa un 43% del litoral. Constituyen las zonas mejor conservadas, donde se encuentran los recursos naturales más destacables  tanto del medio marino como del terrestre, albergando gran número de especies tanto endémicas como iberoafricanas. Algunas de las zonas están catalogadas como hábitats prioritarios de la Unión Europea, como es el caso de las lagunas litorales, estepas salinas, dunas fijas, etc.

Las zonas dedicadas a actividades industriales y mineras representan un 7,7%. Estas han tenido gran repercusión en el medio marino; destacando los vertidos de estériles a la bahía de Portmán y los vertidos industriales en el entorno de la ciudad de Cartagena. Viéndose muy afectadas las comunidades bentónicas del litoral comprendido entre Cabo de Palos y Cabo Tiñoso.

El uso de suelo dedicado a la agricultura representa aproximadamente el 9%; experimentando un auge en zonas como El Mar Menor, Águilas y Mazarrón. En el caso del Mar Menor puede ser preocupante, ya que funciona como una cuenca de recepción de una gran superficie puesta en producción intensiva gracias al suministro de agua procedente del trasvase Tajo-Segura.

El uso del suelo por usos militares representa un 6% y debido a sus restricciones ha mantenido inalterados algunos sectores.