Con anterioridad a las ordenanzas de Alfonso X, los ganaderos se reunían en asambleas o concejos llamados "mestas" –la palabra mesta proviene de mixta que significa mezclada- en diversas localidades dos o tres veces al año con el fin de tratar de los negocios concernientes a sus ganados o gobierno económico. Fueron aquellos los que abrieron y ganaron la personalidad jurídica de las vías paecuarias como lo demuestra el privilegio dado en Zamora en 1284: “Y mando que el Entregador o los Entregadores que abran las Cañadas y las veredas, y prendan por las caloñas sobre dichas, y a quien fallaren que las labraren o las cerraren labrando en ellas: y la medida de quanto han de haver, es a saber seis sogas de marco de cada cuarenta y cinco palmos la soga. Esto se entienda de la Cañada por donde fuere la quadrilla por los lugares de las viñas, y de los panes: y mando, que asi lo midan los Entregadores, y así lo fagan guardar”. En el siglo XVI la Mesta celebraba dos asambleas al año, una en el sur de la Península entre enero y febrero, y la otra en el norte, entre los meses de septiembre y octubre. La labor de estas asambleas era principalmente asuntos de carácter interno como la organización de las trashumancias próximas, orden de paso, y la elección de los cargos que debían dirigir la Mesta. Durante el siglo XIX, la necesidad de articular la nueva realidad económica por la presión de los burgueses provocó las desamortizaciones, y en el marco de aquellas, la sustitución del Honrado Concejo de la Mesta por la Asociación General de Ganaderos del Reino, en 1836. Suprimidos sus derechos jurisdiccionales y traspasadas las competencias a los ayuntamientos y provincias poco a poco fueron desapareciendo sus prácticas y costumbres. A pesar de todo, la Asociación trató de gestionar los caminos trashumantes de la forma más eficaz posible. Durante el siglo XIX y primera mitad del XX sus componentes hicieron esfuerzo titánicos para conocer el estado de aquellas: se mandaron visitadores y se acordó, junto con ayuntamientos y provincias clasificar, deslindar y notarializarlas. Con la llegada de la II República la Asociación de Ganaderos perdió sus competencias en materia de gestión de las vías pecuarias a favor de la administración pública. En consecuencia, aquella institución entró en una fase de decadencia destinada, básicamente, a custodiar su rico archivo. |