Esta especie animal parece una medusa pero en realidad es una colonia de cnidarios que se unen para sobrevivir. Se desarrolla en aguas atlánticas y llega al Mediterráneo a través del Estrecho de Gibraltar durante el mes de febrero y, por medio de las corrientes y los vientos, arriba a nuestras costas. Este año están comenzando a aparecer en mayor número que otros años; y probablemente, sea debido a que este invierno ha sido muy frío y por ello, las aguas del Mediterráneo han tenido una temperatura más adecuada para ellas , ya que prefieren aguas más cálidas. Esto no quiere decir necesariamente que lleguen masivamente a nuestras playas, pues son los vientos lo que dirigirán sus pasos a través del mediterráneo durante los meses de abril y mayo fundamentalmente. Aunque muy temido, la picadura de este animal no suele ser mortal, pero sí muy dolorosa. Hay estudios que recogen los fallecimientos provocados por esta medusa desde 1885 a 1995, siendo éstos de 4 personas, y se tienen datos de que cada año su picadura afecta a entre 10.000 y 20.000 personas. De modo que, aunque debamos tener mucha precaución, sobre todo con los tentáculos del animal, muy alargados, no ha de cundir la alarma. Simplemente, los usuarios de las playas han de ser conscientes de la posibilidad de encontrar algún ejemplar de ésta especie y las medidas a tomar, que se reducen a no tocarla, en especial los niños pequeños que tienden a jugar con ellas, y si es posible avisar al 112 e indicar el lugar donde se encuentra para su retirada. Si notásemos su picadura, debemos acudir con la mayor rapidez posible al hospital, dónde nos aplicaran el tratamiento adecuado.
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