La Dirección General de Medio Ambiente, dependiente de la Consejería de Agricultura y Agua, no ha detectado en la presente campaña, que abarca desde el 1 de junio hasta el 30 de septiembre, ninguna superación del umbral de información pública del ozono troposférico, por lo que no ha sido necesario alertar a la población. La mayor parte del ozono presente en la atmósfera se encuentra en la estratosfera formando la capa de ozono, que es indispensable para la vida en el planeta, ya que protege la superficie terrestre de las radiaciones ultravioletas solares. Cuando el ozono se forma en la capa más baja de la atmósfera (troposfera) se denomina ozono troposférico y está considerado como un contaminante, ya que en determinadas concentraciones puede resultar perjudicial para la salud. Se trata de un contaminante secundario, formado mediante reacciones fotoquímicas (en presencia de luz solar) a partir de contaminantes primarios, es decir, aquellos que se emiten directamente a la atmósfera. Se origina a través de reacciones en las que intervienen sustancias emitidas por el tráfico, la industria y la vegetación. Estas sustancias precursoras de ozono son principalmente los óxidos de nitrógeno y los hidrocarburos volátiles. El ozono y sus precursores pueden ser transportados a largas distancias, dando así lugar a problemas de contaminación en áreas muy alejadas de la fuente de origen. Las mayores concentraciones de ozono troposférico se dan durante los meses de primavera-verano y en las horas centrales del día, cuando la radiación solar es más alta, ya que esta es necesaria para su formación. Durante la noche, el ozono se destruye al reaccionar con otros compuestos emitidos. No obstante, en las zonas rurales, donde el aire es más limpio, la concentración de ozono puede permanecer relativamente alta durante la noche. ¿Cómo afecta a la salud? El ozono tiene una baja capacidad de disolución y penetra fácilmente en las vías respiratorias, irritando las mucosas y los tejidos pulmonares. Los síntomas más frecuentes que produce el exceso de ozono troposférico son dolor de cabeza, cansancio, tos y dolor pectoral. La población más sensible son los enfermos con problemas respiratorios y cardiovasculares, niños, ancianos, y personas que realizan ejercicio al aire libre. La legislación europea relativa a la calidad del aire establece unos valores para el ozono troposférico. El umbral de información a la población está establecido en 180 mg/m3 y el umbral de alerta a la población en 240 mg/m3. La Dirección General de Medio Ambiente dispone de un Protocolo de Actuación en caso de superar estos valores de intervención, de forma que se genera una información pública disponible en una página web de calidad del aire donde los ciudadanos pueden consultar las concentraciones de ozono existentes, así como las de otros contaminantes. Este protocolo conecta con Protección Civil y utiliza los mecanismos de difusión públicos, por medio de boletines de radio, que darían esta información a la población afectada.
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